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septiembre 24, 2025Gestión por resultados en la Administración Pública
septiembre 24, 20251. Introducción
Las políticas públicas cumplen un rol central en la reducción de desigualdades y en la promoción de una sociedad más justa. Incorporar un enfoque de género y diversidad significa reconocer que las personas viven realidades distintas según su sexo, identidad de género, orientación sexual, edad, discapacidad, origen étnico o situación socioeconómica, y que esas diferencias deben ser consideradas en el diseño e implementación de las acciones del Estado.
2. Fundamentos del enfoque de género y diversidad
- Equidad y justicia social: busca eliminar brechas históricas de desigualdad.
- Derechos humanos: se sustenta en tratados internacionales como la CEDAW y en compromisos de derechos fundamentales.
- No discriminación: promueve un trato igualitario y la eliminación de estigmas y barreras.
- Transversalidad (mainstreaming): el enfoque de género y diversidad debe estar presente en todas las etapas de las políticas públicas, no solo en programas específicos.
3. Aplicación en el ciclo de políticas públicas
- Diagnóstico: incluir datos desagregados por sexo, género, etnia y otras variables, para identificar brechas reales.
- Diseño: formular objetivos y estrategias que respondan a esas diferencias y necesidades específicas.
- Implementación: garantizar accesibilidad, pertinencia cultural y medidas de inclusión.
- Evaluación: medir impacto con indicadores sensibles al género y la diversidad.
4. Ejemplos en Chile
- Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género: programas de prevención de violencia contra la mujer.
- Política Nacional de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación: busca reducir brechas en acceso y liderazgo.
- Planes de inclusión laboral en el sector público, orientados a personas en situación de discapacidad (Ley N° 21.015).
- Enfoque intercultural en salud: programas para pueblos originarios que reconocen prácticas y saberes propios.
5. Desafíos actuales
- Resistencias culturales: prejuicios y estereotipos que dificultan la implementación efectiva.
- Brecha entre diseño y ejecución: políticas bien formuladas que no siempre se traducen en cambios concretos.
- Falta de datos desagregados: sin estadísticas inclusivas, es difícil dimensionar las brechas reales.
- Capacitación insuficiente en funcionarios públicos para aplicar el enfoque de género y diversidad en sus áreas.
- Articulación interinstitucional débil: muchas iniciativas funcionan aisladas, sin coordinación integral.
6. Conclusión
Incorporar un enfoque de género y diversidad en las políticas públicas no es solo un imperativo ético y legal, sino una condición para lograr un desarrollo inclusivo y sostenible. Esto implica diseñar e implementar acciones que reconozcan la pluralidad de experiencias y garanticen igualdad de oportunidades y trato en todos los ámbitos del quehacer estatal.